El expresidente paraguayo Fernando Lugo fue el ponente de cierre de la Conferencia del Instituto Samuel Robinson

Conferencia “Diálogo de Civilizaciones”: Ponencia del expresidente Fernando Lugo

(Oración en guaraní) Es una antigua oración de los indios guaraníes, que le pide al gurú Buzú, al creador de todos los cosmos que envíe su luz.

Yo tengo una deuda grande con Venezuela, con Chávez y con el Canciller. Cuando se iba a crear el centro Robinson, me participó y me dijo que escribiera algo sobre los indios guaraníes y comencé a darle vueltas y vueltas y vueltas y vueltas, y hoy le voy a dar un adelanto de lo que voy a escribir. No quiero destruir el título de este encuentro “Diálogo de Civilizaciones”, encuentro de dos mundos, lo que nos decía brillantemente y académicamente nuestro compañero Rafael (Correa), lo que decía desde su experiencia el hermano, hijo de Evo, porque él me llama papá, ¿no? Y ahora tengo un nieto, me dice que tengo que reconocer a Andrónico como nieto.

Cuando yo estudiaba griego, aprendí una definición de lo que es el diálogo, siempre intenté, no siempre lo logré, a culminar lo que es un diálogo. Yo no creo Evo que en 1992 hubo diálogo, yo creo que muy pocas veces hay diálogo, yo creo que no hay diálogo ni con el Fondo Monetario Internacional cuando te encajan sus paquetes; no sé si hay diálogo en un imperio que viene a imponer, muy pocas veces creo que hay diálogo. El diálogo que yo aprendí es, dice, si quieres dialogar, ponte en la situación del otro y que el otro se ponga en tu situación, no para que cada uno imponga sus verdades, sino para que descubran una nueva verdad, ni la suya ni la tuya, sino que sea el resultado de los dos.

Me hizo acordar, esta mañana cuando desayunábamos con Correa, con Evo, le escuchaba a Maduro, a Zapatero, cómo hace falta el diálogo, el diálogo político, el diálogo político, y aquí una pequeña experiencia de los indios guaraníes. Así como siempre nos hablan de Pachamama, que tiene vida, en Paraguay nuestros pueblos originarios tienen tres raíces, tres ejes, tres valores que marcan, que marcan la utopía de ese pueblo, y son muy simples. Van a aprender tres palabras en guaraní, primero es (palabra en guaraní) es agua, no tiene nada que ver con los cuatro elementos de la filosofía griega. Agua, del agua está pendiente la vida decían nuestro pueblos originarios guaraníes, del agua, sin agua no se vive. La otra palabra es (palabra en guaraní), es muy gutural el guaraní, la tierra, parecido a la madre tierra, la tierra de donde nacen los alimentos, la tierra donde enterramos nuestros muertos, la tierra donde surge la vida, la tierra. Y el tercer elemento es (palabra en guaraní) el monte, el bosque que es el gran supermercado de los pueblos originarios, donde encontraban su alimento, su hábitat, su todo.

Fernando Lugo desarrolló durante su ponencia los atributos y condiciones con los que debe contar el diálogo político. (Foto: Cancillería Venezuela)

Hoy le mostraba al canciller qué pasa con los pueblos originarios guaraní de Paraguay, los narcos ojeros invaden el Paraguay, la justicia vende la tierra de los indígenas y campesinos a las bandas criminales, y me pregunto cómo dialogar con los pueblos originarios de Paraguay si no nos ponemos en su situación del agua, la tierra y el monte. En Paraguay quizás es el país con más deforestación, también en Bolivia hubo una gran quema de millones de hectáreas, millones de hectáreas, qué difícil ponernos en su situación desde su agua, desde su tierra, desde su monte, poder dialogar con ellos. Por eso yo digo que los pueblos originarios, no creo que haya habido diálogo, hubo imposición, hubo conquista; yo creo que es bueno retomar estos elementos desde lo académico, desde la investigación, ajá y decir, bueno, ¿qué hemos hecho? ¿Hubo realmente diálogo? ¿Hubo diálogo con los conquistadores y la cruz y la espada por un lado y los pueblos? Y el pueblo guaraní no es un pueblo tan guerrero que pueda resistir y resistieron más de 500 años, yo creo que ahí está el mérito grande que todavía no valorizamos en su justa medida, a pueblos que tuvimos que arrasar, en algunos países desaparecieron, como los charrúas de Uruguay y otros pueblos.

Uno de los primeros presidentes de Paraguay, don Carlos Antonio López, decía: “Cuando hay conflictos, esfuérzate”, decía a su hijo, el mariscal López, “la solución primero por la pluma y después por la espada”, primero el diálogo y qué interesante es todo esto que yo aprendí en la política, conversando con Fidel, con Chávez y decía hoy Maduro: vamos a dialogar con la oposición, con todos los que vengan, no importa si no pensamos igual pero dialogamos, discutamos, busquemos la verdad, busquemos lo mejor para este pueblo. Pero es tan interesante, después yo vuelvo a los pueblos originarios decían que era la utopía, es la cuarta palabra que vamos a aprender, ¿verdad? (palabras en guaraní), y esto me hace acordar de usted Correa, los pueblos guaraníes buscaban el (palabra en guaraní) en la tierra donde no existen mal, la tierra donde solamente existe, Correa, el buen vivir y para todos. Yo creo que tiene un potencial político muy fuerte esto, es la búsqueda del (palabra en guaraní), la búsqueda donde no existe el mal, no es un cielo, es una tierra, no hablaban del más allá los pueblos originarios guaraníes, hablaban del más acá, el (palabra en guaraní), la tierra donde no exista el mal y por eso eran errantes, caminantes, los pueblos guaraníes llegaron hasta el Caribe, Caribe es una palabra guaraní (palabra en guaraní), más hombre, más señor y yo creo que esta pequeña conversación, este pequeño aperitivo, todo esto después lo van a desarrollar más, del cual cómo empalmamos nosotros, cómo empalmamos este (palabra en guaraní) con el buen vivir. ¿Se logró en Ecuador? Se logró en Ecuador ¿Se logró en Bolivia? Se logró en Bolivia, se logró en Paraguay a pesar de las dificultades, hoy la gente recuerda “en tiempos de Lugo vivíamos mejor”, el buen vivir.

Fernando Lugo tomó las raíces filósificas del pueblo guaraní para establecer el marco de su ponencia. (Foto: Cancillería Venezuela)

Y yo siempre digo, cómo la experiencia de Evo nos permitió conocer muchos países y yo creo que de esto se hizo eco también este economista, que ha de ser amigo de Correa, Thomas Piketty, lo que más hay y abunda son bienes pero están mal distribuidos. Si pudiéramos hacer un país, una sociedad mucho más equitativa, que sea el resultado del diálogo consciente y yo creo que la política para mí es el espacio donde más hay oportunidad y chance de discutir, en la iglesia no discutíamos mucho, los dogmas no se discuten, se creen y punto, pero las teologías abiertas, como la teología de la liberación, sí se discutía, sí se investigaba, por eso en este diálogo de dos mundos, en este encuentro de civilizaciones, en esta alianza mundial -si se quiere- tenemos una tarea grande los que todavía soñamos con el (palabra en guaraní), los que todavía soñamos desde una perspectiva para la utopía de la humanidad, los que todavía soñamos un buen vivir; para Ecuador, para Venezuela, para Bolivia, para Paraguay; tenemos una gran responsabilidad y un gran compromiso y creemos que ayer fue un diálogo, ayer habló la ciudadanía, ¿no hablaron todos? no hablaron todos ¿a algunos le hicieron callar? a algunos le hicieron callar, ¿otros con tapabocas? otros con tapabocas, pero habló, pero habló.

Hay una vieja expresión latina: “La voz del pueblo, la voz de Dios”, por eso escuchemos, incluso comenzando a escuchar a una antigua, con esto termino, a un antigua oración en la entrada de una iglesia en Francia: “Escucha al torpe y el ignorante que ellos también tienen su verdad”, y cómo nos cuesta escuchar, queremos escuchar a los sabios, a los entendidos, a los que saben, a los illuminatis. Que esta pequeña experiencia de compartir con Correa, con Evo, esta tarima, con ustedes Robinson, nos ayude a que esa tarea de poder dialogar sea en búsqueda de la verdad. Los filósofos griegos decían: “si el diálogo me va a dar poder, renunció a eso; si el diálogo me va a dar más riqueza, renunció a eso; pero si el diálogo me va ayudar a descubrir la verdad, yo voy detrás de eso”.

¡Muchas gracias!

AUTOR
Instituto Samuel Robinson
ASOCIADO