El Canciller de la República Islámica de Irán, Javad Zarif, dicta su ponencia en la conferencia inaugural del Instituto Samuel Robinson

Conferencia “Venezuela e Irán en la defensa del mundo por hacer”: Ponencia del Canciller Javad Zarif

Buenos días.

En estos tiempos de dificultad, invocamos el nombre de Dios, el compasivo y misericordioso.

En Irán comenzamos cada discurso con estas palabras, lo cual nos recuerda que solo hay un ser omnipotente y ese no es Estados Unidos, sino Dios. Para algunos su Dios puede ser Estados Unidos, pero no para nosotros. Debemos recordar que solamente hay un ser omnipotente en el mundo y es Dios, y ese Dios tiene dos cualidades: la compasión y la misericordia; he aquí las cualidades que cada musulmán repite varias veces al día en sus oraciones al rememorar a Dios, al rememorarse el poder que gobierna el universo, fundamentado en la compasión y la misericordia. Y Estados Unidos está muy lejos de esas cualidades.

Hoy regreso a la República Bolivariana de Venezuela, a la hermosa Caracas.

Gracias, Jorge, hermano, por esta maravillosa oportunidad.

Muchas gracias, profesor, por brindarme esta oportunidad de participar en esta actividad, en este prestigioso instituto.

En efecto, estamos en deuda con todos los que nos enseñaron a pensar con libertad. Bien sea, como usted lo mencionó, el doctor Alí Shariati o Simón Rodríguez –Robinson–, Simón Bolívar y otros pensadores. Vanguardia del pensamiento libre en el mundo.

Quisiera comenzar explicando por qué estamos bajo máxima presión. Voy a hacerlo en pocas frases y luego profundizaré.

Estados Unidos, en particular, y el mundo industrializado occidental en general, están recurriendo a campañas de presión y al puro y simple terrorismo por una simple razón: ellos creen, más que nosotros, que su supremacía en el mundo está a punto de terminar.

El surgimiento de China, el surgimiento de nuevas potencias emergentes, el hecho de que las cosas no estén ocurriendo en Occidente, que Occidente no pueda definir lo que pasa en el resto del mundo, significa que están desesperados y por ello recurren al terrorismo. Terrorismo contra el pueblo iraní, contra el pueblo de Venezuela, impidiendo que estos pueblos no puedan valerse de sus propios recursos. Irán y Venezuela no están pidiendo limosnas; tenemos suficientes recursos, no necesitamos limosnas.

Están aterrorizando a nuestras poblaciones, impidiendo que utilicen sus propios recursos, su dinero, nuestro dinero, que está en los bancos. No podemos utilizarlo para comprar medicinas ni alimentos para nuestras poblaciones, y eso se llama —incluso en una época de guerra— hambrear a una población, y eso es un crimen de lesa humanidad.

El secretario Pompeo, que —espero— pronto sea enjuiciado en un tribunal internacional por crímenes de lesa humanidad, dijo abiertamente: “Si Irán quiere que su pueblo coma, debe obedecer a lo que yo digo”. Y ese sueño se lo va a llevar a la tumba. Eso es terrorismo puro: aterrorizar a una población. Revisen esa definición en cualquier diccionario: coerción en contra de una población a fin de cambiar su pensamiento político.

Estados Unidos está aterrorizando al pueblo de Venezuela, de Irán, de Cuba, China, Rusia, Siria, aquellas zonas donde no les obedecen para forzar a la población para que cumplan los objetivos políticos que quieren imponer. Esa es una definición clara de terrorismo. Por eso utilizan el mismo terror en contra de los héroes, aquellos que combaten esa dominación, como el mártir General Soleimani. No pudieron enfrentarlo en el campo de batalla. Él estaba allí, siempre estuvo en el campo de batalla contra el Daesh, sobre el que Trump reconoció que había sido una creación de Estados Unidos. No lo pudieron matar allí, sino cuando manejaba un vehículo en una misión oficial con el Primer Ministro de Irak en la lucha contra el terrorismo. Allí lo mataron.

El terrorismo es una medida desesperada de quienes están perdiendo el poder. Utilizan la misma clase de terrorismo, a un nivel menor de violencia, pero con la misma ferocidad en contra de los musulmanes y de su pensamiento. Aterrorizando a la población musulmana, atacando sus elementos más sagrados. Esto es una clara manifestación de que están perdiendo el control.

Esto nos ofrece la verdadera perspectiva: la campaña de máxima presión no es una señal de fortaleza, sino de la desesperación que los invade.

El canciller de Irán realizó una descripción detallada del declive del poderío estadounidense. (Foto: Cancillería Venezuela)

Establezcamos ahora un marco teórico para entender esta desesperación. Luego de la fractura del mundo bipolar y de la Guerra Fría, Estados Unidos creyó que se transformaría en el país más poderoso del mundo y que lo gobernaría. El presidente Bush (padre) apareció ante las Naciones Unidas, luego de la victoria sobre Saddam Hussein… Y por favor, no lo olviden: Saddam Hussein era un agente de la CIA, desde que tomó el poder en Irak e invadió Irán. Está documentado. Entonces, cuando vencieron a su propio agente, cuando vencieron al monstruo que ellos habían creado, Estados Unidos fue a las Naciones Unidas y dijo: “Bienvenidos al nuevo orden mundial”. Y yo creo que este anuncio fue prematuro, muy prematuro. Igual que lo que hace Trump al decir que hay que dejar de contar los votos porque teme ser derrotado.

Estados Unidos quería, también, detener el paso de la historia. Hablaron del fin de la historia, del choque de civilizaciones, porque sabían que la historia no les favorecía.

Como ustedes saben, Estados Unidos ha estado en guerra en 220 de sus 240 años de existencia. Ellos han librado al menos una guerra al año desde 1990 hasta el 2003. Guerra en Irak, Somalia, Sudán, Libia –la anterior guerra, no la reciente–, en contra de Kosovo, Yugoslavia, una por año, varias guerras contra Irak, y en el 2003 en contra de Afganistán: la guerra contra el terrorismo. ¿Por qué lo hacen? Y no solamente con los republicanos gobernando. Bush (padre) lo hizo, lo hizo Clinton, lo hizo Bush (hijo) ¿Por qué? Porque sabían que el desarrollo de la historia luego del colapso de la Unión Soviética y del bloque oriental se desplazaba en dirección en la que el mundo occidental industrializado vería perder su rol central en el mundo, porque durante muchísimo tiempo todos nosotros veíamos hacia Europa y Estados Unidos como el centro y nosotros como la periferia. Europa y Estados Unidos eran el centro del mundo, todo lo que ocurría que era importante provenía de Estados Unidos o Europa. Pero las cosas comenzaron a cambiar.

La idea de un nuevo orden mundial donde Estados Unidos sería el líder de este nuevo mundo no solamente era una idea prematura, sino contraria a la tendencia histórica. El hecho de que Estados Unidos librara una guerra cada año ha sido justamente para impedir ese cambio en el movimiento de la historia. Los neoconservadores han hablado de un “nuevo siglo americano”. Pensaban que era necesario utilizar la supremacía militar y de seguridad para institucionalizar el predominio de Occidente luego de la caída del bloque oriental, y que fuera permanente. Porque si hablamos del gasto militar, Estados Unidos gasta 600 mil millones de dólares en armamento y el país que le sigue, que tiene más de cuatro veces la población, solamente gasta un tercio. 600 mil millones Estados Unidos, 200 mil millones China. Seguida por Arabia Saudita: 67 mil millones.

Estados Unidos pensó que si podía establecer su hegemonía mediante el uso de la fuerza militar y a través de su filosofía de la seguridad podría evitar el cambio histórico en el que China se transformaría en el poder económico dominante. China, desde el 2001 hasta 2020, ha pasado de ser el seis o siete del mundo al número dos, y pronto la primera economía mundial. Es una tendencia. Hoy en día China no consume tecnología estadounidense, sino que compite con ella, ya sea que hablemos del 5G, el internet, de las cosas o la inteligencia artificial; China ya no está copiando a Estados Unidos. Estados Unidos no tiene la supremacía tecnológica de antes, y todo lo que ha intentado hasta ahora ha sido para impedir el cambio del orden global. Sabían que esto iba a ocurrir, pensaban que debían utilizar un área donde tuvieran ventaja, el área militar y de seguridad, a fin de perpetuar e institucionalizar su dominación. Es por eso que Trump dice que Estados Unidos ha gastado 7 mil millones de dólares en la guerra contra el terrorismo. Hoy el mundo está más amenazado por el terrorismo; el terrorismo estadounidense. Hoy en día más que en cualquier otro momento de nuestro pasado.

Ningún estadounidense se siente seguro, ningún europeo se siente seguro porque el extremismo genera extremismo, la ocupación genera odio, y el odio genera extremismo. Esta es una realidad de nuestro tiempo.

Hoy, Estados Unidos, con todos sus aliados combinados, es incapaz de controlar lo que pasa en el mundo. Han perdido el control. Fíjense en la Conferencia de Seguridad de Munich del 2016 al 2020. Cada año el título de la conferencia indica el temor que tiene Occidente a perder su predominio. En la conferencia de 2016 hablaron del mundo post Occidente. Ese fue el título de la conferencia. ¿Y cuál fue el tema en el 2020? La pérdida de la “occidentalidad”. Ya no habrá Occidente, Occidente está perdiendo su integridad, está perdiendo su cohesión; Occidente está luchando por su supervivencia. No estoy prediciendo el final de Estados Unidos u Occidente, estoy diciendo que su era terminó hace tiempo. Su hegemonía ideológica se acabó.

Occidente ya no puede pretender que puede enseñarle al resto del mundo cómo cuidar los derechos de los ciudadanos. Han perdido la centralidad en la economía, en la política, en la resolución de crisis; perdieron la centralidad en el manejo del coronavirus; vienen tres vacunas al mercado, dos son chinas y la tercera es rusa. Occidente está perdiendo, por eso es que está asustado, por eso quiere ejercer “máxima presión”, máximo terrorismo, terrorismo multifacético, económico, médico, psicológico: actos de violencia pura y dura como lo que ocurrió con el General Soleimani junto a otras medidas de desesperación.

Ahora, la realidad de todo esto es que los cambios en la comunidad mundial, en el mundo son intrínsecos e irreversibles: la gente ha asumido el poder. El Comandante Chávez lo reconoció mucho antes que los occidentales y llamó a su Ministerio de Relaciones Exteriores, “Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores”. Y el Imán Jomeiní comprendió el fin del mundo bipolar cuando le envió un mensaje a Gorbachov en 1988 prediciendo el final de la Unión Soviética. En ese tiempo, la Unión Soviética tenía más armas nucleares que cualquier otro país en el mundo.

Un nuevo pensamiento: pensar por fuera de los parámetros habituales nos permite ver lo que está pasando en el mundo. No me refiero a un camino fácil y sencillo, no, es difícil porque hay muchos intereses, intereses económicos, políticos, poder… No es fácil que la gente pierda el poder.

Ahora lo que importa es que los pueblos están obteniendo más poder. Los seres humanos se están convirtiendo en actores globales, la revolución de la comunicación y el uso del internet han destruido básicamente los carteles de los medios; siguen teniendo incidencia, pero no son necesarios para uno comunicarse con otros. Cualquiera puede ser escuchado.

Esto no ocurría hace 20 años, mucho menos hace 40 cuando comencé a trabajar como diplomático, como joven diplomático, porque cuando la revolución ocurrió comenzamos muy temprano. Comencé mi carrera diplomática hace 40 años (tenía 19), en ese momento mandabas un informe a la prensa y casi nadie lo transmitía, hoy eso no ocurre. Incluso un individuo puede escribir una noticia en un tuit, en Instagram, en Facebook, y se hace viral; millones pueden verlo.

En primer lugar, los seres humanos han ganado poder, impacto, impacto global; segundo, los Estados han perdido su monopolio: actores no estatales, organizaciones terroristas multinacionales, trasnacionales, la sociedad civil, están compitiendo con los Estados. Tercero, el poder se ha descentralizado: hay nuevos centros de poder, poderes emergentes; China, India, Brasil, otros países. Ya no hay solamente un poder consolidado en Occidente. De manera que tenemos dos fenómenos que ocurren simultáneamente. Fuentes de poder que se diversifican, ya que el poder ya no está solamente en lo militar, en la economía, en Hollywood y su cultura; podemos tener poder inspirando a la gente, se puede tener poder creando modelos, se puede tener poder siendo independiente. Yo no creo que las personas que viven en países que están en mejores condiciones que Irán o Venezuela nos desprecien, al contrario, ellos admiran el hecho de que nos mantenemos firmes, de pie —la inspiración se transforma en una fuente de poder, de la idea del poder—, no estoy lanzando consignas, estoy hablando de elementos básicos, de perspectivas teóricas del mundo emergente post occidental.

Necesitamos tener nuevas perspectivas teóricas. No podemos usar teorías que expliquen la política real de la era de la Guerra Fría para explicar la política de un mundo que está cambiando, un mundo en transición.

Las transiciones siempre son difíciles. La transición es difícil, es un momento en el cual podemos ganar y también donde podemos perderlo todo. Los cálculos, una buena comprensión de la realidad, van a determinar si tenemos éxito en la transición o si desaparecemos. Hay gente que ha hecho malos cálculos, que han errado. Saddam Hussein fue uno de ellos, ¿Dónde está? Gadaffi fue otro que hizo un mal cálculo: básicamente puso todo lo que tenía en una bandeja y se lo entregó a Occidente y aún así no lo toleraron. Saddam Hussein trató de utilizar el otro extremo: fue un error de cálculo también, y nosotros también hemos cometido errores de cálculo. Es importante, por ende, ser cuidadosos en nuestros análisis porque un error de cálculo es una amenaza seria, y puede ocurrir en cualquiera de los extremos; un error de cálculo sería suponer que Occidente tiene más poder del que realmente tienen. Eso equivale al fin.

Entonces, tenemos divergencias en las fuentes de poder, divergencias en los centros de poder, y poblaciones que están obteniendo una voz en la sociedad global. Las cosas están cambiando, se están moviendo en una dirección distinta, y es por ello que recurren a medidas desesperadas. Tenemos que ser cuidadosos, tenemos que ser consistentes, tenemos que unirnos, hay que unir fuerzas.

Javad Zarif calificó la política exterior estadounidense como una extensión de actividades terroristas. (Foto: Cancillería Venezuela)

Esta idea, esta iniciativa de Venezuela de crear un grupo de pensadores que exijan respeto a la Carta de las Naciones Unidas es una idea poderosa. Ideas para encontrarnos, unirnos, ideas para los países que están bajo las mal llamadas sanciones. Odio la palabra “sanciones”, porque connota legalidad. Estas “sanciones” son la cosa más ilegal que alguien puede imponer. Las sanciones se aplican para implementar leyes. Lo que hace Estados Unidos es implementar la ilegalidad; de hecho, está castigando a cualquiera que quiera aplicar lo que indica el Consejo de Seguridad. Hace poco la comunidad internacional rechazó la posición de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad.

¿Recuerdan ustedes un solo caso donde Estados Unidos presentase una resolución ante el Consejo de Seguridad y apenas obtuviera dos votos a favor? Hemos visto otros casos donde Estados Unidos retira una resolución que ellos presentaron; por ejemplo, en las que han apoyado la atrocidad de los sionistas contra el pueblo palestino, ¿pero recuerdan ustedes algún caso de Estados Unidos quedándose solo, apenas con República Dominicana? Respeto a la República Dominicana, pero se quedaron solos ante el Consejo de Seguridad, porque ellos no quieren entender. Estados Unidos no presentó esa resolución pensando que iba a perder. Nunca piensan que pueden perder. El hecho es que lo hicieron: perdieron. Por eso es que actúan salvajemente. Atacan a las poblaciones de manera salvaje, a la población de Venezuela, a la de Irán, pero al mismo tiempo no pueden enfrentar un virus microscópico.

Por eso comenzamos invocando a Dios, recordando que solo hay un poder omnipotente. Estos poderes llegan y se van. Hay un verso en el Corán que dice: “Antes que tú ha habido gente rica y poderosa, se fueron y tú también te irás”. Nosotros fuimos un imperio, gobernamos el mundo durante muchos siglos cuando fuimos la mayor potencia del mundo. Ese período fue más largo que toda la existencia de Estados Unidos desde su creación, por lo tanto sabemos que estas cosas son temporales.

La historia seguirá avanzando. Si intentas aferrarte a un paradigma anticuado, de exclusión, de terror, de violación a los derechos humanos de toda la población del mundo, entonces te convertirás en polvo de la historia.

El sendero futuro, a pesar de las dificultades, es el sendero de un mundo que cambia. Es un camino empinado, es un camino peligroso; los pueblos de Irán y de Venezuela pueden decirle que ha sido más que difícil, pero tenemos como gobierno la responsabilidad de reducir la presión que sufren nuestros pueblos, reducir el impacto del salvajismo estadounidense sobre nuestra gente. Pero también tenemos que entender que esto es un proceso, uno que está demostrando que Estados Unidos está del lado equivocado de la historia y que no es tarde para que cambien, siempre pueden regresar a lado correcto y emprender otro camino.

No creo que nadie esté destinado a ser un hegemón, no creo que nadie esté destinado a ser una potencia imperial. Los países pueden cambiar su discurso, su comportamiento y pueden cambiar también su futuro. Y si Estados Unidos, en este periodo difícil, decide cambiar sus políticas y su enfoque del mundo, podemos tener entonces uno mucho mejor.

¡Muchísimas gracias!

AUTOR
Instituto Samuel Robinson
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