Los tambores de la guerra indirecta vuelve a sonar

Tancol: Resurgen las amenazas de grupos armados colombianos

El día de ayer, en el marco del 16º aniversario del Comando Estratégico Operacional de la FANB, el presidente Nicolás Maduro alertó al país sobre la estrategia de infiltración desde territorio colombiano de grupos “Terroristas Armados Narcotraficantes de Colombia” (Tancol).

Contexto: La denuncia del mandatario venezolano se corresponde con la ofensiva general de desestabilización, boicot y confrontación político-diplomática emprendida desde Bogotá para descarrilar el proceso de diálogo y negociación que tiene lugar en Ciudad de México entre el Gobierno Bolivariano y las oposiciones de Venezuela.

Escalada: La alerta de Maduro, en tal sentido, dibuja un proceso de escalada que apuntaría nuevamente contra la soberanía e integridad territorial de Venezuela, en un intento de revivir los episodios de conflictividad armada ocurridos durante los meses de marzo y abril de este año, cuando factores narcotraficantes colombianos penetraron en la localidad fronteriza de La Victoria, ubicada en el municipio Páez del estado Apure, protagonizando fuertes combates con la FANB por el dominio del territorio.

Cálculo geopolítico: Además, el escalamiento también confirma que la fórmula de desestabilización y ataque de la oligarquía colombiana contra Venezuela continúa siendo el conflicto indirecto, de modalidad tercerizada, mediante el apoyo en la sombra de grupos armados vinculados al narcotráfico, los cuales han crecido en fortaleza organizativa y alcance territorial en el área fronteriza durante los años de la administración de Iván Duque. De esta forma, Bogotá cree que difumina su complicidad y al mismo tiempo empodera, desactivando a sus cuerpos de seguridad en la zona, a los grupos criminales que buscan expandir la influencia geoestratégica del narcotráfico y el control sobre las rutas críticas de salida de la cocaína.

Metabolismo: El activista colombiano y director de la Fundación Progresar, Wilfredo Cañizares, indicó en una entrevista para la edición en español del portal ruso Sputnik, que “es a la oligarquía, al Estado colombiano y las elites colombianas a quienes más les interesa tener una frontera desestabilizada”, haciendo referencia a cómo “la violencia siempre ha sido considerada una opción no solo para el Gobierno de Iván Duque, sino también desde la segunda parte del Gobierno de Juan Manuel Santos”.

Violencia desbordada: En la misma entrevista, Cañizares afirmó que la situación actual en el Departamento de Norte de Santander (fronterizo con Venezuela), y en todo el radio que comprende la ciudad de Cúcuta, la situación es especialmente grave con respecto a los factores armados. Ya no sólo operaría el paramilitarismo tradicional o los resabios de las guerrillas, sino que ahora se han incorporado “carteles transnacionales del narcotráfico como el cartel de Jalisco, el Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa”. La amplitud de actores armados y narcotraficantes, a la luz de la denuncia hecha por el presidente Maduro, otorga a Bogotá la ventaja adicional de instrumentalizar un arco mucho más nutrido de organizaciones criminales en su estrategia de ataque contra Venezuela.

Elecciones: De cara a las megaelecciones del próximo 21 de noviembre en Venezuela, los grupos armados colombianos o Tancol, al decir de Cañizares, podrían ser utilizados para crear un “clima de zozobra” y “condiciones de miedo e intimidación” para inhibir a los votantes de los estados fronterizos y estimular una baja participación electoral.

Por qué es importante: La estrategia de infiltración, socavamiento de la soberanía y debilitamiento de la paz mediante los Tancol, alertada de forma temprana por el mandatario venezolano, anuncia que los últimos meses de este año, donde ocurrirá un proceso electoral clave, estará marcado por la resistencia de Venezuela ante los nuevos ataques de la oligarquía colombiana.

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