El capitalismo ha transformado los alimentos en mercancías y herramientas de poder y control

¿Hacia un mayor control corporativo de los sistemas alimentarios?

La Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, abreviada como UNFSS21, se anunció oficialmente en diciembre de 2019 y se realizará en septiembre próximo. Tiene como objetivo maximizar los beneficios de un enfoque de sistemas alimentarios en toda la Agenda 2030 y “hacer frente a los desafíos del cambio climático, hacer inclusivos los sistemas alimentarios y apoyar la paz sostenible”.

Cooptación y exclusión: Un informe de La Vía Campesina, movimiento social más grande del mundo, denuncia que “la gobernanza de la cumbre sigue estando firmemente en manos de un puñado de grandes empresas internacionales, de personas ‘expertas’ conocidas por ser grandes defensoras de la agricultura industrial”.

A diferencia de las acostumbradas Cumbres Mundiales de Alimentación (CMA), “la UNFSS 21 no fue mandatada por una decisión o un proceso intergubernamental” sino que la decisión la tomó el Secretario General de la ONU en respuesta a una solicitud hecha por el Foro Económico Mundial (FEM).

Se considera que el FEM “representa los intereses de las empresas multinacionales, con el apoyo clave de cuantos Estados miembros, poderosos, y con el patrocinio de importantes organizaciones filantrópicas capitalistas”.

Denuncian la cooptación de las negociaciones por parte de las multinacionales alimenticias y del agronegocio, mientras que no invitaron “a productores de alimentos a pequeña escala, a la sociedad civil ni a las organizaciones de pueblos indígenas de una manera que respete y permita su autonomía, autorganización y autodeterminación”.

La contracumbre: El Mecanismo de la Sociedad Civil y Pueblos Indígenas (MSC), bajo el lema “Sistemas alimentarios para el pueblo”, lanzó la semana pasada una Contracumbre, paralela a la Precumbre realizada en Roma. Reafirma la decisión de no participar del evento ante “la actual colonización corporativa de los sistemas alimentarios”.

La International Land Coalition (LAC) lanzó una campaña exigiendo que la Precumbre sobre los Sistemas Alimentarios se reconozca la “centralidad de los derechos a la tierra para las personas que viven en y de ella”.

La declaración del MSC subraya que “Pese a que entre el 70 por ciento y el 80 por ciento de los alimentos del mundo son producidos por agricultores en pequeña escala, que tienen una poderosa voz colectiva, este proceso individualizado de múltiples partes interesadas da un poder desmesurado a unos pocos poderosos que controlan los mercados alimentarios, agrícolas y de capitales”.

Más denuncias:

  • La presidenta de la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA), financiada por las fundaciones de Bill y Melinda Gates y Rockefeller, es Agnes Kalibata, Enviada Especial de la Cumbre.
  • El “Grupo Científico” está formado por agentes patrocinados por empresas que legitiman los sistemas de conocimiento y tecnología de propiedad corporativa.
  • Las “soluciones innovadoras” que surgen de las vías de acción de la Cumbre han sido concebidas para profundizar en el control corporativo sobre todos los aspectos de los sistemas alimentarios.

Por qué es importante: Las posiciones asumidas por la organización de la cumbre parecieran impulsar un modelo no inclusivo ni participativo, que sería lo necesario tanto para países productores como consumidores.

La continuidad del sistema agroalimentario impuesto desde fines del siglo XX, con la incorporación de los transgénicos y la denominada “revolución verde”, está en el centro de la crítica de los movimientos sociales, campesinos e indígenas como de las ONG y sectores académicos. Esto debido a que no logró cumplir la promesa de erradicar el hambre porque las desigualdades y privaciones que genera profundizan la inseguridad alimentaria en todo el mundo.

Estamos en presencia de una Cumbre que sería dirigida más por empresas que por países.

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