El gasoducto Nord Steam 2 se ha erigido como el epicentro de una batalla geopolítica entre EE.UU. y Rusia

El Nord Stream 2 y una nueva victoria para Rusia

Se ha anunciado la existencia de un nuevo acuerdo entre EE.UU. y Alemania sobre el gasoducto Nord Stream 2 que serviría de gas a Alemania desde Rusia. Esto pondría punto y aparte a una gran disputa geopolítica y geoeconómica que ha tenido al largo brazo estadounidense en aplicación de sanciones a empresas rusas y alemanas.

Contexto: EE.UU. ha aplicado acciones de tutelaje hacia sus “aliados” alemanes, al imponerles medidas para tratar con Rusia el acceso de Alemania al gas. El Nord Stream 2 llevará más del 50% del gas que consumirá Alemania. Ahora, con el acuerdo impuesto, Alemania tendrá que mediar con Rusia en varios órdenes.

Alemania se compromete a sancionar a Rusia si esta usa el gas como mecanismo de presión política o económica contra Ucrania, esto dado que el nuevo gasoducto dejará sin relevancia de facto otros gasoductos rusos que atraviesan dicho país.

Alemania se compromete a hacer consolidar una extensión del actual acuerdo entre Rusia y Ucrania sobre el paso de gas ruso por ese país, que comprende un importante ingreso a Ucrania de más de 3 mil millones de Euros al año por derechos de tránsito. En teoría, los rusos deberían aceptar ampliar el acuerdo vigente, que vence en 2024, unos diez años más hasta 2034.

Rusia, por su parte, ha negado que usa la energía como mecanismo de presión. Por el contrario, la construcción del Nord Stream 2 por vía del Mar Báltico está justificada para los rusos por la posibilidad de que, ante crecientes tensiones con Ucrania y la afiliación de esta a la OTAN, estos podrían cerrar los grifos de gas para asfixiar a Rusia aplicando presiones energéticas, poniendo en riesgo también a Europa.

Mediante una llamada telefónica, Putin y Merkel han manifestado “satisfacción” por el acuerdo.

Por qué es importante: Quizá el caso del Nord Stream 2 refleja como pocos la práctica imperial de EE.UU. al imponer términos en las relaciones entre países mucho más allá de sus fronteras. El nuevo acuerdo, que parece una acción de tutelaje a Alemania, tiene lugar para proteger, ahora en posición de desventaja, a Ucrania, y así garantizar la expansión de la OTAN y las armas estadounidenses en Europa del Este.

Pese a los términos que por elevación se imponen a Rusia para condicionarla, para los rusos hay una victoria objetiva y clara. Llevaron a los estadounidenses a renunciar a su anterior “inamovible” de no permitir el gasoducto y, ahora, serán desmontadas las baterías de sanciones y será culminado. Rusia se garantiza una nueva salida de gas alterna a Ucrania, que se unirá al ya existente Nord Stream 1, también por el Báltico. Rusia se consolida a futuro como proveedor fiable a Europa.

EE.UU. tenía intenciones de proyectar la colocación de gas producido por ellos o por terceros, por vía portuaria, para surtir a Europa para que estos prescindieran del gas ruso. Ahora han perdido esa oportunidad geoeconómica.

Pero la más clara perdedora es Ucrania, pues queda ahora en una situación más vulnerable por la pérdida de su posición estratégica sobre las vías rusas de gas en su territorio, si es que esta decidiera arremeter contra Rusia.

Vladimir Putin ha dicho que planea seguir bombeando gas ruso vía Ucrania, pues los rusos han demostrado ser pragmáticos y fiables en su relación energética con Occidente. Sin embargo, las dudas de los últimos años yacían más sobre Ucrania y sus posiciones recalcitrantes al sumarse a la OTAN apuntando a oleoductos rusos. Ahora, esto se ha ido al traste.

El saldo general de estos eventos es que, aunque la presión estadounidense persiste como un factor modulador en la relación de los países, su extenso brazo es cada vez más débil.

ASOCIADO