Adolf Hitler, líder del régimen nazi que dominó a Alemania por más de una década.

EE.UU. y Ucrania: el nazismo tiene quien lo defienda

Este miércoles, en la Asamblea General de Naciones Unidas, y como todos los años, la Federación de Rusia presentó una nueva resolución para condenar la “glorificación del nazismo” en todas sus manifestaciones. La propuesta, en línea con la coyuntura internacional marcada por el ascenso de movimientos y expresiones políticas extremistas, sobre todo en el continente europeo, obtuvo un apoyo mayoritario, salvo dos excepciones que son importantes de comentar por sus implicaciones.

La resolución: El proyecto presentado por Rusia tuvo como principio rector “combatir la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que contribuyen a alimentar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia”, un mensaje contundente enviado por el gigante euroasiático en el principal foro multilateral del planeta.

Objetivos: La resolución, aprobada con una abrumadora mayoría, motiva a los estados miembros de Naciones Unidas a la aprobación de leyes para “eliminar todas las formas de discriminación racial”, y condena la “glorificación, en cualquier forma, del movimiento nazi, el neonazismo”, así como el “Revisionismo con respecto a la Segunda Guerra Mundial”.

Paradoja: Alemania, país del cual emergió el movimiento nazi comandando por Adolf Hitler, que llevó a Europa a una conflagración bélica sin precedentes entre 1939 y 1945, se abstuvo de apoyar la resolución. Un total de 51 países, en su mayoría estados de la Unión Europea, siguieron la abstención de los alemanes, evitando con ello condenar de manera expresa la actividad política de movimientos de extrema derecha con guiños al nazismo.

Dato: La votación describe la pugna ideológica que atraviesa al mundo occidental, donde el quiebre de la globalización neoliberal y la crisis integral de la democracia liberal está abriendo nuevos cauces de legitimidad a fuerzas extremistas, anticomunistas y xenófobas, resucitando el conflicto de ideas que se planteó luego de la Gran Depresión de 1929 y que concluyó, catastróficamente, en la Segunda Guerra Mundial.

Apoyo al nazismo: Estados Unidos y Ucrania fueron los únicos dos estados miembros que votaron en contra de la resolución, quedando aislados del concierto mundial y marcando una política de permisividad hacia las manifestaciones nazis y neonazis.

Razones: En el caso de Ucrania, las razones para votar en contra son más que evidentes. Como destaca RT, “Grupos neonazis están bien representados en Ucrania la política, y algunos han sido acusados de crímenes de guerra y la tortura durante la guerra civil en el sudeste del país. Al menos uno de estos grupos, el Batallón Azov, ha sido armado con armamento estadounidense”.

Por su parte, Estados Unidos justificó su voto afirmando que defiende la Primera Enmienda, la cual versa sobre la libertad de expresión, derecho que también sería de uso y disfrute para los “nazis declarados”, según declaraciones de la misión estadounidense ante Naciones Unidas.

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