Toma de posesión de Pedro Castillo como nuevo presidente de Perú

Congreso peruano propone destitución de Pedro Castillo

Congresistas de tres partidos derechistas presentaron el pasado jueves 25 de noviembre, ante el parlamento, un pedido de destitución para remover del cargo al presidente izquierdista Pedro Castillo, quien tiene apenas cuatro meses en el poder, alegando supuesta “incapacidad moral” para ejercer sus funciones.

Detalles: Con 28 firmas, dos más que las exigidas para iniciar el trámite ante el pleno del Congreso, la moción de “vacancia” fue presentada por congresistas de los partidos Avanza País, Fuerza Popular y Renovación Popular, que representan a un tercio del parlamento.

Pero su admisión a debate en el pleno no está garantizada, pues este paso requiere el 40% de votos a favor entre los legisladores asistentes. Y para remover a un presidente se necesitan 87 votos del total de 130 congresistas, refiere el medio El Comercio.

Contexto: La probable destitución de Castillo transcurre en el fértil terreno de la judicialización, poderes superpuestos y conflictividad institucional estructural de Perú.

El parlamento unicameral peruano es dominado por una oposición de derechas, mientras el oficialista partido Perú Libre (marxista) es la primera minoría con 37 votos.

La líder opositora y excandidata presidencial, Keiko Fujimori, había anunciado el viernes pasado que su partido, Fuerza Popular, segunda bancada del Congreso (24 votos), apoyará el pedido de destitución.

“En Fuerza Popular creemos que este gobierno viene demostrando una permanente incapacidad para conducir el país”, había dicho entonces Fujimori en Twitter.

El ultraderechista Renovación Popular también respalda la destitución, para lo cual ha convocado una marcha este sábado.

Crisis: La posible destitución de Castillo ronda en el aire desde el día siguiente de su elección, cuando los partidos de derecha denunciaron fraude a pesar de los avales electorales.

Castillo, quien asumió la presidencia el pasado 28 de julio y cuyo mandato finaliza en julio de 2026, es objeto de críticas por su falta de rumbo y constantes crisis ministeriales. En menos de 120 días de gestión ha cambiado a una docena de ministros y enfrenta divisiones en la coalición que lo respalda.

Por qué es importante: Las tendencias de izquierda moderada en la coalición, quienes no lograron por medios propios alcanzar un liderazgo nacional presidenciable, formaron alianza con Perú Libre en apoyo a Castillo y una vez que asumió el poder presionaron por varios cambios en el gobierno para alcanzar más cuotas, aprovechando la composición que resultó en el parlamento. En teoría, para solidificar al gobierno y garantizar estabilidad política desde el Congreso.

Castillo ha cedido en gran medida, cambiando ministros y cambiando posturas en materias de política interna y exterior, pero su futuro está en vilo, pues la endeble coalición en el parlamento será puesta a prueba frente a la posibilidad de vacancia que, de fracasar, seguramente no será la única.

Para justificar sus medidas, Castillo ha aludido a la “gobernabilidad” y unión entre las fuerzas de su coalición. Pero a solo meses de iniciar su mandato, frente a una posible vacancia, su permanencia yace en el vertiginoso y complejo cuadro político caracterizado por fuerzas divididas, instituciones cooptadas y una inestabilidad profunda. Y ello se explica por causas múltiples, como los cambios de lealtades, la corrupción y las posiciones volubles en todos los espectros de la política. En cambio, el pueblo peruano, que dejó manifiesta su voluntad en las urnas, no ve representado su mandato en los derroteros del parlamento, ni en las maniobras e intereses de la alta política.

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