Álvaro Uribe Vélez, captado por las cámaras luego de su detención el año pasado

“Revolución Molecular Disipada”: ¿El nuevo enemigo interno?

El expresidente colombiano Álvaro Uribe fue centro de críticas por las referencias a una teoría para “explicar” los actuales eventos en Colombia y llamó a las fuerzas públicas a “resistir la Revolución Molecular Disipada”. ¿En que consiste esta teoría?

Contexto: Diversos medios colombianos, e incluso el Senador Gustavo Petro, refirieron que Álvaro Uribe citó una teoría que Alexis López, de origen chileno y señalado de neonazi, ha promovido en dos oportunidades en la Universidad Militar Nueva Granada, centro de la formación de oficiales colombianos. Esta teoría, también se estaría empleando para formar a los funcionarios de la Policía Nacional.

Alexis López habría tomado elementos de las teorías de Jacques Derrida, Michel Foucault, Gilles Deleuze y Félix Guattari (autor del texto seminal “La revolución molecular”) para proponer una tergiversación basada en la teoría de conspiración de que las movilizaciones recientes en todo el mundo hacen parte de un plan de la izquierda radical para acabar con la democracia, un señalamiento que era propio del trumpismo, de Jair Bolsonaro y otras alas recalcitrantes de derecha en el mundo.

En un análisis, Juanita León, autora colombiana, refiere que “Lopéz alega que detrás de las protestas hay una intención de desestabilizar al régimen a través de manifestaciones simultáneas y dispersas, sin una cabeza aparente. Es una revolución sin líder que actúa de manera horizontal y, por lo tanto, es más difícil de controlar en su intento de derrocar a la democracia y sus instituciones”.

En una intervención que hizo López en la Universidad Militar en 2020, indicó sobre las actuales modalidades de protestas que “no existe estructura jerárquica. Hay anarquía funcional. Los mandos y tropa son irregulares, no identificables. Los objetivos tácticos estáticos son dinámicos. Las unidades móviles son estratégicas. ¿Por qué? Porque capturan área de influencia. Hay guerra de guerrillas con emboscadas, asedio, incursión y sabotaje. Hay batallas”.

Aunque las teorías originales sobre revolución molecular, que datan del siglo XX, intentaban explicar procesos de presión y expresión social mediante reacciones dinámicas, espontáneas y no sujetas a control político, López y seguidamente Uribe, así como los manuales doctrinarios de los factores institucionales en armas en Colombia, las han interpretado como mecanismos desarrollados por un “enemigo interno”.

Seguidamente, ha ido escalando en declaraciones de funcionarios colombianos que los eventos son desarrollados como una guerra de guerrillas camuflada en protesta social. Que las FARC y el ELN, así como el gobierno de Venezuela, son los factores tras bastidores. Básicamente, la interpretación de la rabia social se traduce para el gobierno de Colombia en la criminalización de la protesta.

Por qué es importante: Uribe hizo un llamamiento a la aplicación de poder militar y policial para degradar lo que es indicado en la referida teoría, como un “enemigo interno”, dando la categoría de “amenaza” a los actores del paro. Al proclamar las protestas como un estado de conflicto civil horizontal, molecular y disipado, categorizan a los manifestantes de guerrilleros.

Estos peligrosos recursos narrativos con abiertas tonalidades bélicas estuvieron precedidos por llamados abiertos de Uribe en Twitter al uso de las armas contra los manifestantes.

Todo esto parece indicar que la respuesta del Estado frente a la protesta en Colombia, lejos de aplicar mecanismos de represión regular y preservación del orden público, son actos en los que las armas apuntan a las ciudades tal como históricamente ha sido contra la Colombia rural. Tratan al pueblo como enemigo.

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