Represión en Bogotá contra el Paro Nacional

¿Podrá el uribismo revertir el Paro Nacional?

Con la llegada de una delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como telón de fondo, el gobierno de Iván Duque avanza en su estrategia de desactivar las intensas protestas sociales del Paro Nacional que han marcado la vida política de Colombia desde hace más de un mes.

Contexto: Luego de más de una semana de laberínticas negociaciones con el gobierno de Iván Duque, el Comité Nacional de Paro informó, hace dos días, que se levantaba de la mesa debido al incumplimiento de puntos acordados con las autoridades. Establecer garantías mínimas de derechos humanos a los manifestantes fue el punto principal de común acuerdo; sin embargo, el Gobierno ha postergado la adopción de medidas en este sentido, lo que provocó la suspensión de las negociaciones.

Datos: Según el Comité Nacional de Paro, el uso “desmedido de la fuerza pública […] ha producido a la fecha 77 homicidios, 1.246 heridos, 2.808 detenidos, 106 mujeres víctimas de violencia sexual y 74 ojos perdidos”.

Distracción: El pasado 6 de junio, a pocas horas de la llegada de la delegación de la CIDH, Duque anunció un conjunto de cambios cosméticos a nivel de la policía y el ministerio de la Defensa, empleando una retórica pro derechos humanos. Las medidas no han logrado convencer a la opinión pública, pues se trata de cambios nominales de uniforme, nombre de instituciones y creación de una inspectoría que poco va a contribuir a modificar el marco de actuación represivo de la Fuerza Pública.

Narrativa: La delegación fue recibida por Duque y funcionarios de su administración y ya tuvieron su primer encuentro formal. Nancy Patricia Gutiérrez, consejera para los DDHH del Gobierno, expresó a la CIDH: “Colombia no es un país violador de derechos humanos”, marcando la línea oficial. El senador Roy Barreras afirmó que “la CIDH lleva 24 horas escuchando las versiones oficiales sobre la protesta social”, y pidió que la instancia se abriera a escuchar a otros sectores más allá de la agenda pautada por los funcionarios de Duque.

Estrategia: Duque está empleando una maniobra de desgaste para reducir la potencia de las manifestaciones y así debilitar la fuerza de negociación del Comité de Paro. Con esta estrategia, basada en dilatar el diálogo y realizar cambios cosméticos en la Fuerza Pública, Duque espera que la delegación de la CIDH juegue a su favor, controlando su margen de maniobra lo más que se pueda. En opinión del analista colombiano Carlos Jiménez Moreno: “La negativa del presidente Duque a firmar el preacuerdo con el Comité Nacional de Paro es una demostración adicional de que él no quiere negociar”.

Expectativas: Para la articulista Cecilia López Montaño, la efectividad de estrategia de Duque para socavar el ciclo de movilización se definirá, en parte, en el campo de batalla de la opinión pública. A partir de ahí cataloga como decisiva la visita de la CIDH, a quien “el gobierno no les puede llegar con simples declaraciones”, puesto que el reconocimiento de factores de represión excesiva, paramilitarismo urbano y violación masiva de derechos humanos puede debilitar todavía más la posición de Iván Duque.

Por qué es importante: El Paro Nacional de Colombia ha provocado una crisis existencial para el uribismo en tanto corriente político-ideológica y correa de transmisión de un mosaico de intereses empresariales, pero también del narcotráfico y el paramilitarismo. La visita de la CIDH, y sus conclusiones, podrían ser un nuevo punto de inflexión que comprometa las posibilidades del uribismo de cerrar el ciclo de reclamos históricos que abrió el Paro Nacional.

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