Las madres esperan que sus bebés enfermos reciban tratamiento al comienzo del programa piloto de implementación de la vacuna contra la malaria en el hospital comunitario de Mitundu en el distrito capital de Malawi, Lilongwe, el 23 de abril de 2019

Malaria, la otra pandemia que no se puede perder de vista

El número de muertes anuales por malaria en el mundo, se ha detenido en un mínimo histórico: 409.000 personas perdieron la vida por esta enfermedad endémica según datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe anual publicado esta semana.

Las poblaciones más pobres siguen siendo las más golpeadas por la enfermedad y por las corporaciones que se especializan en fabricación y distribución de fármacos para tratar el paludismo.

A pesar del esfuerzo de muchos estados y planes de la OMS, las expectativas contempladas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas para acabar con el paludismo en el año 2030, no se van a cumplir.

Cifras: La incidencia de la enfermedad se redujo casi el 30% en los últimos 20 años; con ello, 1.500 millones de infecciones y 7,6 millones de muertes se han evitado desde el año 2000.

Contrario a la información cartelizada por grandes medios, no es en Venezuela en donde se registran más casos de malaria. Es en la región de África donde más casos se dan: en 2018 se concentraron allí el 98% de infecciones y el 93% de las muertes, solo seis países representan más de la mitad de la carga mundial: Nigeria, República Democrática del Congo, Uganda, Costa de Marfil, Mozambique y Níger.

Es en el África subsahariana donde se concentran la mayoría de los casos por esta enfermedad y, afortunadamente, también es la región donde se concentran la gran mayoría de infecciones y muertes evitadas en las últimas dos décadas: un 82% y un 94% respectivamente según el mismo informe.

Excepciones: En los últimos 20 años, 21 países se han declarado libres Malaria y han certificado tres años consecutivos sin infecciones: los más recientes, China, que lo acaba de solicitar, y El Salvador, que se ha convertido en el primer país de América Latina en conseguirlo. Otros 27 Estados han logrado tener menos de cien casos autóctonos.

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud no pierde de vista cuatro países de la subregión del Gran Mekong, en el sureste asiático, para los que creó en 2015 una estrategia específica para contener la propagación de los parásitos transmisores e implementar medidas que permitan la eliminación de todas las especies causantes del paludismo.

Por qué es importante: Revertir la incidencia mundial de la malaria ha sido una tarea en la que constantemente han fallado muchos países del mundo. 2030 ha sido la fecha límite que ha establecido la OMS para eliminar la enfermedad en 35 países y evitar que resurja en aquellos donde ya no existe.

En Suramérica, países como Brasil y Venezuela cuentan con territorios endémicos para la malaria, pero en la actualidad -como casi el resto de países del mundo- se encuentran inmersos en el desafío adicional que supone el nuevo Coronavirus a nivel epidemiológico. Por ser interés primordial, se han reportado interrupciones en los niveles de prevención de la malaria en muchos países, la atención sobre la pandemia por Covid-19, retrasa el diagnóstico y tratamiento en las zonas históricamente endémicas, algo que preocupa a los gobiernos que se caracterizan por concentrar esfuerzos en proteger socialmente la salud de sus ciudadanos.

Todos estos datos reafirman que el abordaje para contener la malaria debe ser sostenido, sobre todo cuando existen cálculos de la OMS que indican que una interrupción del 10% en el acceso a un tratamiento antipalúdico en África subsahariana, podría provocar 19.000 muertes más.

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