Escombros tras el terremoto

Haití y la corrupción de la “ayuda humanitaria”

El gobierno de Haití ha decidido centralizar y coordinar la ayuda que el país ha recibido por el terremoto de 7.2 en la escala de Richter ocurrido recientemente.

Contexto: Cerca de 2 mil 189 personas murieron tras el movimiento telúrico del pasado sábado 14 de agosto. Asimismo, reportan que otras 300 continúan desaparecidas y 12 mil fueron lesionadas.

Los daños de infraestructura se concentran en casi 130 mil viviendas con afectaciones menores y graves en los departamentos de Grand Anse, Sur y Nippes, los que fueron severamente golpeados por el sismo.

Viviendas, hoteles, hospitales, escuelas, iglesias, peristilos, residencias, edificios públicos y otros lugares han sido gravemente dañados o destruidos, destacó el Primer Ministro Ariel Henry, quien dijo que el objetivo principal del gobierno es reconstruir la vida de los haitianos afectados.

Ahora, el gobierno centralizará las ayudas humanitarias para evitar repetir lo sucedido tras el terremoto de 2010, cuando la mayoría de la ayuda fue manejada principalmente por Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y gran parte del ella no llegó al destino planteado.

De acuerdo a lo dicho por el primer ministro, se creará un grupo que incluirá a la sociedad civil y al sector privado con el objetivo de administrar con mayor transparencia y rigor todas las donaciones en efectivo y en especie, además de los materiales que se pondrán a disposición de los damnificados.

“No se trata de concentrar todo en nuestras manos, sino sólo de coordinar las intervenciones de unos y otros para una mejor distribución de la ayuda”, aseveró.

El gobierno haitiano tiene la difícil situación de tener que mediar la ayuda frente a la actuación autónoma de las ONG que operan en el país y que suelen recibirla directamente. Las ONG en muchos casos no rinden cuenta ni se articulan con el gobierno haitiano, pues suelen trabajar plenamente al margen de las instituciones públicas alegando que estas son corruptas.

Sin embargo, estas se consolidan como pequeños protogobiernos muchas veces sin regulación.

De acuerdo a Andrés Gaudin en su trabajo de investigación “El lento camino hacia la reconstrucción” que realizó para Oxfam, 7 de cada 10 dólares que entran al país provienen de la cooperación internacional, pero además 9 de cada 10 dólares que ingresan por esa vía, son manejados por las ONG, incluyendo la misma Oxfam.

En 2018, la organización Oxfam, de Reino Unido, se vio envuelta en un escándalo después de que The New York Times reveló en un artículo que varios altos cargos de esta ONG organizaron orgías con dinero del propio ente durante la misión en Haití en 2010 tras el devastador terremoto.

La nula transparencia de instancias como la Fundación Bill Clinton, a cargo del exmandatario estadounidense, ha puesto la atención de las autoridades haitianas, pues las desgracias que ha sufrido el país se han convertido en un lucrativo negocio de estas organizaciones.

Por qué es importante: Adicional a sus problemas estructurales y los embates naturales, Haití sufre otra crisis, que es la de pérdida de soberanía.

Es decir, la ayuda internacional, la ongeización de esta en desconocimiento al gobierno, la conformación de modalidades al margen del legítimo derecho de los haitianos a manejar la ayuda, concurren como hechos “justificados” por señalamientos de corrupción y debilidad del gobierno. Sin embargo, el gobierno paralelo desestrusturado de la Sociedad Civil en el país sólo complica el cuadro, atomizando las formas de gestión y también las modalidades de corrupción, pero al mismo tiempo propiciando la debilidad institucional al degradar el rol del Estado haitiano.

Todo esto puede considerarse un proceso continuado de experimentación de desmantelamiento de los Estados-nación vía ONG. Haití es el más claro referente de ello en el continente.

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