Mercenarios colombianos capturados después de la operación magnicida contra Moïse

¿Qué dice el magnicidio en Haití sobre Colombia?

Este viernes, en una rueda de prensa conjunta de los jefes de las Fuerzas Militares, el Ejército y la Policía de Haití, se dieron a conocer algunos avances de la investigación en curso sobre el magnicidio del presidente Jovenel Moïse.

La plan del crimen se hizo en 32 días, de acuerdo a una infografía compartida a la prensa. Las autoridades colombianas, a pedido de Interpol y del Gobierno de Haití, han colaborado en las investigaciones y han admitido que cuatro “empresas contratistas de seguridad” colombianas participaron en el reclutamiento de los militares mercenarios. Seis de los señalados son militares activos.

Se sabe que 28 operadores son de origen colombiano y 2 son haitiano-estadounidenses. Siguen en la búsqueda de otros posibles involucrados.

Contexto: Las pruebas de otra operación de alcance internacional con uso de mercenarios colombianos pone a Colombia en el foco. No es la primera vez que mercenarios de ese país son noticia mundial debido a su participación en operaciones militares que traspasan fronteras, refiere el medio BBC.

“Durante las últimas dos décadas, cientos de exmilitares colombianos han sido empleados por contratistas privados de países como Estados Unidos o Reino Unido para dar apoyo en las guerras de Afganistán, Irak y Yemen”, señala el medio.

Expertos en seguridad explicaron a BBC que la industria de los mercenarios experimentó un cambio después de los atentados contra las Torres Gemelas en Nuevas York en 2001 y el inicio de la llamada “guerra global contra el terrorismo”, que fue parcialmente ejecutada por contratistas privados.

Tras la Guerra Fría, argumentan, EE.UU. estaba interesado en tercerizar las intervenciones militares en países pequeños, pero con conflictos complejos, para reducir el impacto político de sacrificar tropas estadounidenses.

“Las guerras en Irak y Afganistán permitieron madurar a la industria militar privada, con redes de mercenarios establecidas y algunas prácticas óptimas”, escribe Sean McFate, un experto estadounidense sobre el tema.

La industria dio con la creación de empresas como Blackwater, una firma militar privada que, según informes del Departamento de Estado, entrenó a militares y paramilitares colombianos en 2005, señala BBC.

Datos: Acorde a diversas datos periodísticos y a hechos determinados y demostrados por fuentes oficiales en los últimos años, la presencia de mercenarios de origen colombiano se ha registrado en los siguientes eventos y países de manera cronológica:

Finca Daktari, Venezuela, 2004. Unos 153 militares retirados y paramilitares, todos de origen colombiano, fueron detenidos en Caracas en una operación que intentaba asesinar al presidente Hugo Chávez y dar un golpe de Estado.

Captura y asesinato de Muamar el Gadafi, Libia, 2011. Durante la captura del líder libio y su exposición en video se apreciaron voces en español con acento colombiano y, en efecto, luego sería confirmada la presencia de exmilitares a sueldo en esas operaciones.

Intento de magnicidio al presidente Maduro, Venezuela, 2018. Personal militar y exmilitar de Colombia, conjuntamente con estadounidenses, colaboraron con militares prófugos de Venezuela en la ejecución del frustrado magnicidio del presidente Maduro con drones artillados. Las operaciones se planificaron en Colombia.

Operación Gedeon, Venezuela, 2020. Colombia facilitó su territorio para que militares prófugos venezolanos y mercenarios colombianos instalaran campamentos. Las operaciones fueron despachadas hacia Venezuela y fracasaron.

Por qué es importante: La industria de la desestabilización y el magnicidio se consolida en Colombia. Uniéndose a sus factores de amenaza ya ampliamente conocidos, este elemento pone al país miembro de la OTAN y aliado de EE.UU. en el relieve.

Si Colombia fuera analizada tal como EE.UU. categoriza a los países que denomina “amenaza” este no pasaría la prueba.

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