Pedro Castillo, nuevo presidente de Perú, durante su investidura en Lima

El Grupo de Lima pierde su capital

El Grupo de Lima, instancia creada desde la llamada Declaración de Lima, nació el 8 de agosto de 2017 luego de una reunión de representantes de 14 países del continente liderados por EE.UU., con el objetivo de desconocer las elecciones presidenciales que tendrían lugar al año siguiente en Venezuela.

La agenda a seguir fue la de articular procesos de aislamiento político y económico a Venezuela, llegando incluso a atizar opciones militares, tal como se promovió con la discusión de la doctrina R2P (Responsabilidad de proteger) empleada contra otros países que terminarían en conflictos armados.

Sin embargo, los giros políticos que ocurren en la región han tenido a Perú como un punto de parada muy importante. El Grupo de Lima ha perdido su capital homónima, ahora sí, formalmente, mediante anunció de la cancillería del país andino.

Contexto: Perú anunció su retiro del Grupo de Lima como parte de la “nueva política no injerencia” que será implementada por el presidente Pedro Castillo, así lo anunció el nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Béjar.

El canciller peruano recordó que ese ente regional, en cuatro años de fundado, apoyó a la oposición venezolana y seguidamente ha anunciado un giro en la política exterior de su país. “Nos uniremos a las naciones europeas y latinoamericanas que ya trabajan contra los bloqueos unilaterales que afectan la nación bolivariana y sin intervenir con sus distintas tendencias políticas”, dijo el funcionario.

“Condenamos los bloqueos, los embargos y las sanciones unilaterales que solo afectan a los pueblos y respaldamos plenamente el libre y autónomo derecho de cada pueblo a mantener libremente y sin obstáculos el intercambio comercial”, señaló.

Perú se suma a México, Argentina y Bolivia, países cuyos gobiernos en determinadas oportunidades han formado parte del Grupo y en el presente están retirados. Entendiendo que el caso de Bolivia fue coyuntural y excepcional por estar sumida en el gobierno de facto de Jeanine Áñez, es un hecho que la posición de México y Argentina ha marcado pauta a una tendencia que solo sigue creciendo.

Perú además volverá a la Confederación de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), ahora que su relanzamiento la apunta como la opción más viable para reemplazar a la OEA. Posibilidad que ha sido retomada desde la opinión del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en días recientes, pero que había sido promovida por el presidente venezolano Hugo Chávez hace más de diez años justo en la fundación de la CELAC.

Además, la diplomacia peruana retirará del Congreso la solicitud para salir del tratado que instituyó la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y que, por el contrario, impulsará su reconstitución y modernización como un organismo de cooperación y consulta que afirme la entidad propia de Suramérica en la política mundial.

Por qué es importante: La pérdida del Grupo de Lima de su capital es un evento altamente simbólico. Su significado refiere un cambio importante en la escena regional, pero también el resquebrajamiento de la cada vez más fallida arremetida a Venezuela desde el frente externo, cuando se debilitan los consensos regionales sobre el bloqueo a Venezuela.

Perú retoma además su posición en los organismos multilaterales ampliamente promovidos por Venezuela y otros países en el pasado “Ciclo progresista regional”, otro elemento claro en el viraje de su política exterior.

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